Pasado algo
más de un año desde que toda esta nueva vida empezó, llega el momento de
tomarse unos minutos para recapitular y avanzar. Lo que comenzó como un pequeño
juego de acercamiento, finalizó en la mejor etapa de mi vida. No me arrepiento
de nada de lo ocurrido, puesto que todo ello me ha hecho fuerte y me ha
demostrado que a veces, por muy duro que sea, merece la pena luchar por aquello
que tu corazón te dice que es importante. Sinceramente, no creí que fuese a ser
tan relevante para mi dar el paso que me ha traído a una nueva vida. En mi
interior siempre había sabido que no pertenecía al lugar del que provengo y, aunque
toda mi familia, a la que quiero y tengo muchísimo apego, se queda allí, yo
empiezo mi vida real a unos kilómetros de distancia.
Me
lanzo a una nueva aventura, en un lugar que apenas conozco, con nueva gente a
mi alrededor, nuevas oportunidades, pero sobre todo nuevas y agradables
sensaciones y experiencias. Jamás me he mudado, ni me he separado de mi
familia, pero cuando el amor llama, remueves cielo y tierra para poder vivirlo
lo más intensamente posible. Y ha llegado el momento de disfrutarlo en pareja,
de hacer una vida juntos, de tener nuestras primeras discusiones a raíz del día
a día, de pasar horas, días, semanas juntos. Estoy muy feliz por tener la
oportunidad de vivir esta experiencia, pero al mismo tiempo nerviosa por todo
lo que me espera. Tendré que aprender a llevar una vida totalmente diferente, a
moverme por un área mayor, a desenvolverme en asuntos cotidianos y no tan cotidianos
pero que son fundamentales para encauzar esta nueva vida. Ahora más que nunca
hay que luchar por salir adelante, por vencer todos los obstáculos, por lograr
esa vida que creía sólo un sueño y que ahora veo tomar forma tal y como siempre
había soñado. Y lo mejor de todo, es que no estaré sola, porque tengo el apoyo
y el cariño de los que me rodean. Sé que saldrá bien, porque desde hace más de
un año, mis sueños se están haciendo realidad. Tal vez sea el karma, o tal vez
sea la lucha constante frente a las adversidades que he tenido que ir
superando. Sea lo que sea, estoy feliz y orgullosa de alcanzar mis sueños.
Sé
que al principio va a ser duro y difícil. Sé que tendré momentos en los que
echaré mucho de menos a mi familia, situaciones del día a día o reuniones
especiales en las que tal vez no pueda estar. Pero tampoco es que me vaya a la
otra punta del mundo. Cuando has vivido toda la vida rodeado de la felicidad
que aporta una gran familia en la que sus miembros se llevan bien, se ven y
comparten reuniones cada poco tiempo, siempre cuesta hacer una vida nueva
alejado de ellos, pero todos debemos hacer nuestras vidas y, aunque esté un
poco más lejos que antes, la distancia nunca ha supuesto un problema cuando hay
amor de por medio.
En
pocos días daré un salto más. Me alejaré de mi tierra, mi casa de toda la vida,
mi familia y mis padres. Pero estaré bien, porque en mi nuevo hogar haré vida
de pareja, con mi pequeño ornitorrinco (es mi perro, no penséis que tengo de
verdad un ornitorrinco de mascota), nuestra nueva casita en la que sólo me
imagino momentos felices. Estoy pletórica de felicidad e impaciente por
comenzar a vivir esta etapa de mi vida, nuestra vida.
Ha
llegado el momento de tomar las riendas. De dar un salto más hacia la
felicidad.